El Manierismo




El Manierismo se caracteriza por el uso de modelos muy plásticos, figuras exageradas, a menudo con posturas forzadas, un irreal tratamiento del espacio, con frecuencia de efectos dramáticos, y una aparente elección arbitraria del color.
Supone el rechazo del equilibrio y la claridad del renacimiento en busca de composiciones más dramáticas y complejas, y el deseo de efectos más emotivos, de mayor movimiento y contraste.
En este aspecto, anticipó el barroco que se desarrollaría hacia el año 1600.
El manierismo no fue una reacción contra los cánones del renacimiento, sino que creció fuera de él, cultivando casi en exceso el estilo (maniera, en italiano, palabra utilizada en su origen por Vasari) con el que la figura humana era tratada por los últimos maestros italianos como Rafael y Miguel Ángel, cuyas obras proporcionaron el impulso para su desarrollo. Así, el Juicio Final (1536-1541, Capilla Sixtina, Vaticano) de Miguel Ángel coincide con la obra de algunos pintores manieristas.
Su primera muestra se puede fechar alrededor de 1520, en Roma, de la mano de uno de los discípulos de Rafael llamado Giulio Romano. Los pintores que encabezaban dicho estilo fueron Rosso Fiorentino y Jacopo da Pontormo.
Pontormo. Parmigianino, artista del norte de Italia, produjo uno de los ejemplos más notables de la pintura manierista, La Virgen del cuello largo (1534-1540, Galería de los Uffizi, Florencia) caracterizada por la extrema verticalidad de la composición y una ambigua relación espacial.
Alumno de Pontormo es Il Bronzino quien aplicó el tratamiento del manierismo al género del retrato y a la pintura alegórica.
Alrededor de 1580, el manierismo comenzó a dar un giro más realista. Ejemplos excelentes del estilo español se encuentran en la obra de El Greco en pintura y en El Escorial en arquitectura. 
DIAPOSITIVAS DE LA CLASE


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